El alcornocal, ecosistema forestal Mediterráneo, constituye un freno para la desertificación y una barrera contra el cambio climático. Los alcornocales sirven de protección contra la erosión y para la recarga de los acuíferos. Pero además de producir oxígeno, característica común a todos los árboles, el alcornoque posee una estructura celular única y muy particular, capaz de retener el dióxido de carbono, principal responsable del calentamiento global del planeta.

La industria corchera es una actividad ecológica.

El corcho es un material natural renovable. Su extracción no causa ningún impacto negativo. Tampoco requiere la tala del árbol: los alcornoques tienen la capacidad de regenerar la corteza de corcho que se les ha quitado y su extracción no produce ninguna contaminación ya se realiza por medios manuales. Además la captación de CO2 de los alcornocales se multiplica entre 3 y 5 veces tras la extracción del corcho, ya que esto incrementa su actividad biológica.

Consumo inteligente, consumo responsable.

La extracción el corcho es hoy día la única actividad que asegura la continuidad de nuestros bosques de alcornoques y permite salvaguardar su increíble riqueza natural. Por ello, el consumo de productos de corcho - tapones para vinos, suelos, aislantes, etc. – es un acto de responsabilidad y compromiso con la salud de nuestro planeta.

El Valor ecológico del corcho ha sido reconocido por algunas organizaciones internacionales, como el Fondo Mundial de la Naturaleza WWF/Adena.